viernes, 18 de diciembre de 2009

Lo que el tiempo me dejó


De todas las cosas se sacan positivas, y de las otras. Pero lo importante es siempre sacarlas. Y cuando uno va, y busca el objetivo, generalmente la vida, el destino, Dios, o quien más se asemeje a la religión o creencia de cada uno, nos deja de las que suman. Por lo que uno no puede dejar de ir tras la motivación. Motviar a la acción de un deseo, quizás no te deje el objetivo servido, pero seguro que te va a brindar los cimientos, queda en cada uno saber como aprovecharlos.

Las cosas en la mano nunca fueron buenas, llevan al conformismo, por eso, hay que saber buscar por donde está el mensaje, seguramente a priori no se va a parecer en ninguna medida a la idea previa, pero por algún lado, tendrá vicios de ese fin añorado.

Fui en busca del trabajo, me encontré con algunos amigos, muchos compañeros, y los mejores recuerdos.
Quise contactos, topé a grandes personas, profesores que me explicaron más allá del micrófono, los auriculares y el teclado.
Pensé salir periodista deporivo, y salí con dos hojas, la del diploma y la que fui escribiendo con los mejores recuerdos, irrompible y sin nota.

domingo, 13 de diciembre de 2009

LA GOTA QUE REBASÓ EL VASO



En un clásico lleno de incertidumbres, se terminaron de evacuar unas cuantas dudas.
La primera; es que el plantel tricolor era ampliamente superior al de su eterno rival. Peñarol no tuvo respuesta en ningún momento y sus indivudualidades fueron sombras. Si algo pedía la falange tricolor para terminar de enamorarse del club versión 2009 era ganar el "derby" de esta manera, goleando y gustando. Y si quedaban interrogantes sobre si este es el peor momento del aurinegro, los tres goles, el baile y la nula reacción, las respondieron. Si hondamos en el equipo albo; no podemos olvidar que, si bien ya es uno de los ídolos de su tribuna, Nicolas Lodeiro todavía no había tenido una deslumbrante actuación en un partido de suma importancia, bueno, "sirvansé", parece haber dicho después de ser una de las figuras y sumarle a eso un hermoso gol. Cuando uno veía jugar al "bolso" durante el Campeonato Apertura, quedaba claro que lo hacía con un estilo poco usual en estos tiempos de escaso buen trato de balón, pero, como buenos uruguayos, todos nos cuestionabamos si cuando lo tuviera que hacer en un partido de alto nivel no se iba a caer. Y Nacional demostró que tiene un plantel de referentes y que no les pesa el rival. Acevedo, otro de los que estaba bajo la lupa, les llena los oídos durante la semana, y el domingo, también se encargó de rebosarles los ojos de buen fútbol. ¿Quedaba alguien por satisfacer? Sí, al presidente, que a seis días de las elecciones, terminó de apasionar a sus socios, que ya lo tenían en las mejores de las consideraciones.
Mientras que en el "carbonero" todo parece ser un infierno. No solo se bajó de la pelea por el título sino que terminó de confirmar que no hay técnico que mejore su condición. Los más experimentados, pasaron a ser un peso en el plantel, las incorporaciones no colmaron las más mínimas espectativas y los juveniles, en este contexto, dificil que aparezcan. Este resultado, fue la gota que rebaso el vaso, para unos el líquido es un Champagne, para otros, hiel.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Clásicos son clásicos


A pesar de que sea una frase hecha, no deja de ser una realidad. El fútbol uruguayo vuelve a vivir casi que su única gran motivación en los últimos años, donde las participaciones de sus equipos a nivel internacional son fugaces. Año a año se espera que las dos escuadras con más historia, gente, copas y sonrisas se choquen. Es por eso que cada vez que se aproxima un encuentro entre ellos, se vive todo distinto, las charlas de transición, como hablar del tiempo, pasan a un segundo plano y todas toman lugar en ese match. Lo más simple pasa a tener color, a veces dos, a veces tres.

La charla con el portero, el almacenero, el cuidachoches y todo ser con el que se encuentre, por esta semana, tiene un hilo conductor. Serán apuestas, serán futurologías, todo eso será, hasta el momento del silbído inicial, donde todo se calma, todo se tensa, los puños comienzan a cerrarse de a poquito, la mirada se pierde, no hay punto de distracción. Queda la felicidad echada en una cancha, en once jugadores, en una pelota, y en el producto que salga de la fusión ordenada de todos estos. La sonrisa, la lágrima, la felicidad o la tristeza, queda en el aire por 90 minutos.